Condiciones de aplicación
7. CONDICIONES DE APLICACIÓN DE LOS PIJ
Para que un Programa de Intercambio de Jeringuillas sea realmente operativo, debe ser flexible, adaptarse a las necesidades y circunstancias de los diferentes usuarios, garantizar la confidencialidad y huir de actitudes y comportamientos coercitivos y/o moralizantes con los UDVP atendidos. Además de estos requisitos básicos, debe reunir los siguientes:
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Ubicación: Los PIJs deben estar convenientemente localizados, en áreas de alta prevalencia de consumo inyectado de drogas y/o de infección por VIH entre los UDVP y, dentro de éstas, en las zonas geográficas más frecuentadas por los usuarios: zonas de adquisición y/o consumo de drogas, de tránsito o de residencia.
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Acceso: Es fundamental que se ubiquen en lugares de fácil acceso, tanto físico como psicológico, a fin de lograr una alta participación de usuarios.
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Horario: Siempre que sea posible, deberá garantizarse el suministro de jeringuillas durante las 24 horas del día y todos los días de la semana, con la finalidad de dar respuesta a las necesidades de los distintos usuarios.
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Estabilidad: Como la mayoría de intervenciones preventivas, su eficacia está estrechamente asociada a su estabilidad y continuidad en el tiempo, tanto del suministro de jeringuillas como de su acción educativa.
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Publicidad: Deben establecerse mecanismos de difusión (oral o escrita) de estos programas, específicamente dirigidos a los usuarios, con el objetivo de dar a conocer su existencia, ubicación, condiciones de intercambio y servicios ofrecidos.
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Relaciones con la comunidad: Antes de poner en marcha el PIJ, a fin de evitar problemas posteriores y controlar y reducir la hostilidad que generan estos programas, es primordial que los distintos colectivos existentes en la zona (asociaciones de vecinos, comerciantes, fuerzas de orden público, servicios municipales, centros de salud u otros) reciban una amplia información acerca del mismo. En ocasiones puede ser útil hacer referencia a PIJs ya implantados en otras localidades o zonas y solicitar su colaboración o facilitar el intercambio de experiencias con los colectivos locales de estas zonas.
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Por otra parte, es fundamental que los profesionales del PIJ mantengan unas relaciones fluidas, estables y cordiales con los estamentos citados, a fin de concienciarles acerca de la importancia y necesidad de estos programas desde una perspectiva de salud pública y de su integración como un servicio más proporcionado por y para los distintos miembros de la comunidad. Finalmente, también puede resultar muy útil identificar a aquellos usuarios/as del PIJ con capacidad para actuar como líderes entre sus compañeros, para prevenir y manejar más eficazmente los problemas de inserción de estos programas que puedan surgir en la comunidad.
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Coordinación interna y externa: Para alcanzar los objetivos específicos de los PIJ, es imprescindible establecer mecanismos de coordinación entre el programa y las distintas instituciones sociales y sanitarias, gubernamentales y no gubernamentales, que trabajan en la prevención del sida o en atención al drogodependiente. Ello permitirá la creación de un circuito de movimiento del UDVP que favorecerá su acceso a los servicios socio-sanitarios.
Asimismo deben definirse claramente, desde el inicio del programa, los mecanismos de coordinación interna (reuniones periódicas u otros) entre los distintos profesionales y/o los voluntarios que participen, delimitando de forma precisa las funciones y responsabilidades de cada uno de ellos.
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